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Juan Muñoz, un fraile, un pirata y muchos personajes más…

Por Juan José Jurado (*)

Juan Muñoz Martín es uno de los escritores españoles más importantes de la literatura infantil y juvenil. Tal vez, por su nombre no sea muy conocido, pero todo cambia si añadimos el de sus dos libros más célebres: Fray Perico y su borrico y El Pirata Garrapata. El éxito de estos títulos y el de sus secuelas (en torno a la treintena) ha sido evidente, con millones de ejemplares vendidos y reediciones que superan la media centena.
Nacido en Madrid en 1929, comenzó a amar la literatura de la mano de los grandes clásicos: Verne, Stevenson, London, Twain… gracias al apoyo y motivación de su madre, maestra de profesión. Estudió filología y se convirtió en un excelente profesor de literatura de secundaria y bachillerato.
Pero sería injusto pensar que Juan Muñoz es sólo el autor de las obras referidas y olvidar o relegar otras creaciones, pensando que son texto de segundo orden. Hay que recordar que este genial escritor, es el padre de muchos más libros y que, aun siendo menos conocidos que los anteriores, son igualmente interesantes para el público al que están destinados.
Son muchos los elementos comunes y relevantes de la producción literaria de Juan Muñoz; pero si tuviésemos que señalar uno como denominador común de todos sus libros, tendríamos que hablar de ese fino humor que suscita la sonrisa y el optimismo del lector. Gracias a su formación, sus textos son notables en su composición, sus, casi cuarenta años como docente, se reflejan en sus creaciones, en las que se vislumbra un trasfondo didáctico y educativo, sin perder la calidad literaria. Así, en sus libros se registra la presencia de valores humanos fundamentales y necesarios para vivir en sociedad: la solidaridad, el respeto, la justicia, la igualdad, la paz, la responsabilidad, la no discriminación, la hospitalidad…éstos y otros temas son abordados por el autor de manera atractiva y mediante un fino humor. Mediante sus libros se refleja también una postura ética digna de consideración como forma de enseñanza de la vida. Todo ello se ve claramente reflejado en los personajes creados, creíbles y cercanos, donde los malos no son tan malos y los buenos son simpáticos, inocentes, pintorescos, que despiertan ternura e invitan a la identificación (o no) del lector con ellos.

El contacto diario con niños y jóvenes, le ha permitido el conocimiento necesario para que como escritor, pueda contar lo que realmente quiere contar y de la mejor manera. Para ello ha utilizado un excelente hilo narrativo, un buen ritmo y un lenguaje fresco, adecuado a las características de los chicos para que comprendan las historias y se “con-formen” con su lectura. Los libros de Juan Muñoz están vivos y llenos de colorido, educan la sensibilidad y desarrollan la fantasía, la imaginación y la creatividad. Su estilo es sencillo y directo; con palabras propias del tema presentado en el texto y con un léxico adecuado a la competencia lectora, que hace avanzar en la comprensión y en la adquisición de vocabulario.
Por todo ello, se puede asegurar que los libros de Juan Muñoz, son de gran interés educativo, recreativo y un precioso recurso pedagógico. Su originalidad, universalidad y resistencia al paso del tiempo, han permitido su lectura ininterrumpida desde hace décadas, y los numerosos premios recibidos prueban y avalan su calidad. Conocedores de ello, diversas editoriales han publicado sus obras, con más o menos éxito en cuanto a ventas (aunque hay que ser consciente de que este tema esta muy asociado a la campaña promocional que se haga de ellos). Así podríamos recordar algunos títulos como Las tres piedras (premio Doncel en 1966); El oso Fructuoso; Ciprianus, gladiador romanus; El diplodoco Carioco; etc.
Es una suerte para los seguidores de este destacado escritor que la Editorial Mestas haya creado un colección propia sobre este autor, publicando hasta la fecha diez de sus obras, con una gran variedad de temas y argumentos que invitan a disfrutar a todos los jóvenes lectores desde la edad de 8 años.
Baldomero el Pistolero y su segunda parte, Baldomero el pistolero y los indios gordinflones trasladan a los lectores al lejano oeste, donde se ven disparatadas hazañas y aventuras. Los trece hijos brutos del rey Sisebuto cuenta la historia de un rey que pensó entregar su reino al menos bruto de sus hijos y para saber cuál era, les sometió a una prueba. Son varios los libros que recopilan cuentos amenos y fantásticos como: Cuentos de risa de la tía Felisa, Cuentos de humor del Tío Nicanor, o Diez cuentos y pico del Abuelo Perico, unos cuentos que como algunos críticos han señalado están en la línea de los escritos por los hermanos Grimm, por Perrault o por Andersen. La historia de investigación de El comisario Nazario: El caso del diamante gigante, se centra en la alocada investigación del robo del diamante más grande del mundo. Otros libros también centran sus aventuras en determinadas épocas de la historia: Viento en popa a toda vela llegan las tres carabelas, en tiempo de Cristóbal Colón; El Pequeño Emperador y los Guerreros de Xian nos lleva hasta el milenario Oriente; A Belén llegan Pilatos, Jesús, Herodes y el gato, nos sitúa en unos de los más grandes acontecimientos históricos universales.
Según las palabras de Juan Muñoz Martín: “Hay que inculcar en los niños el placer de la lectura”, regalándonos con sus libros la posibilidad de viajar a otros lugares y épocas, pero entendiendo la lectura además, no sólo como una fuente de placer, sino como un instrumento de conocimiento. Así, con una buena conformación, implicación y ayuda de la imaginación, podamos llegar a disfrutar y crecer como personas.

(*) Juan José Jurado es maestro y psicopedagogo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Encanta leer al prolífico autor de literatura infantil Juan Muñoz, que nos hce pasar ratos divertidos y encuentros ingeniosos con la visión que nos regala de "sus" realidades. Este artículo de Juan José Jurado - que es un diestro profesor y conocedor del mundo infantil y juvenil- es sólo una mirada a las creaciones de este autor y su admiración por su produccion. Rafael Soto, Málaga